Existe una clase concreta de personas a la que deseamos unirnos? Si es así, ¿qué nos atrae de ella? Los dos se unen, sin importarles que la atracción que sienten sea aceptada o no por la sociedad. El amor —y el deseo— desprecian las convenciones sociales.
¿Cuidamos de nuestra pareja o simplemente la utilizamos para luego abandonarla? ¿Puede nacer el amor a partir del deseo más puro y simple? Si experimentamos un impedimento en este aspecto de nuestra vida, si no encontramos con quién relacionarnos de esta forma, ¿qué podemos hacer para vencer esta dificultad? La mayoría de las personas desean ser amadas, pero ¿damos amor a los demás? En último término sólo obtendremos del universo aquello que estamos dispuestos a dar. En caso de desear a alguien, ¿somos lo bastante sinceros para dejar que esa persona lo sepa? Y si nuestro deseo no es correspondido, ¿aceptamos el hecho sin sentirnos rechazados?
Cuando tropezamos con un obstáculo, ¿dejamos que nos detenga o nos concentramos en la intensidad de nuestro deseo de satisfacción y vencemos el obstáculo con el poder de nuestra intención? Muchas personas viven insatisfechas porque ignoran los sacrificios que son necesarios para encontrar el amor. No desean tomarse demasiadas molestias o temen herir los sentimientos de los demás. Para amar tenemos que estar dispuestos a pagar un precio.
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